-Nancy González Flores
La visita hostil, inesperada
En el tiempo que me encontré embarazada de mi primogénito, viví en la compañía de una estimable amiga mía, con quién después de finalizar toda tarea y actividad rutinaria del día nos disponíamos a descansar, pero particularmente esa ocasión lo cotidiano se tornó imprescindible. Una vez estando ya en la cama, (misma que compartíamos) apagamos las luces y conciliamos el sueño de inmediato.
Brevemente desperté para cambiar de posición, cuando noté a una joven postrada con sus manos sobre mí abultado vientre, ésta al verse descubierta me observó con su penetrante mirada llena de maldad y con sus amoratados áridos labios balbuceó -----quiero a tú bebe------.
En ese instante entré en una crisis de pánico y psicosis por tratarme de mover, cuando conseguí la fuerza en mis manos, hice la maniobra para quitar de mi estomago sus pálidas y transparentes extremidades, cosa que fue en vano debido a que se disolvían entre las mías, por más que me esforzaba por gritar, mi propia voz se agudizaba hasta ahogarse en la garganta.
Realmente ignoro el tiempo que transcurrió en esa interminable lucha con el incoloro ser, de lo que si me encuentro segura era de estar completamente aterrada. Finalmente emití un fuerte alarido que logró despertar a mi amiga, mientras que la visitante fantasmagórica, se fue inclinando hasta desaparecer por completo ante mis ojos. Así cómo la comprensión de la realidad en mi realidad.
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